Martes, podría decirse que hoy ha sido un día como otro cualquiera. Sin embargo, desconozco el motivo por el que durante todo el día he creído vivir un miércoles. Será que ya no se en qué día vivo, puede que sea algo que no me impida dormir por las noches.
Vivo unos días extraños. Tras el ajetro de las idas y venidas me encontraba cansado ya que, aunque han sido escasas, han sido agotadoras. Me refugio en libros que ya creía olvidados, en viejas películas y en tragos vacíos. No obstante, este parón no es del todo negativo, pues me ha servido para poner en orden mis prioridades.
El mar es algo apasionante, tras la calma llega la tempestad y, a su término, vuelve de nuevo la calma. En unos días volverá el ajetreo. Esperemos que no olvide el orden que he podido establecer y que éste continue para que el equilibrio no sea vea perturbado. No será una tarea fácil.
Necesito oir tu voz...