Termina la primera vuelta del torneo doméstico con un balance positivo para el Athletic de Bilbao: séptimo en la competición doméstica a un punto de puestos europeos, en semifinales de la Copa del Rey y clasificado para los dieciseisavos de final de la Europa League. Tras un comienzo dubitativo en el que los resultados no iban de la mano de un estilo de juego más preciosista de lo visto en anteriores campañas, llegaron las primeras críticas. Sin embargo, no hay que olvidar que se trata del primer año de un nuevo proyecto en el que, si bien no han cambiado los jugadores, sí que lo ha hecho la filosofía de juego. Finalmente el tiempo ha avalado al "Loco" Bielsa y nos encontramos muy vivos y esperanzados en todas las competiciones que estamos disputando, en parte por el maravilloso cambio efectuado en un estilo que hace perfecta pareja de baile con una buena camada de futbolistas a los que les va como anillo al dedo el método del técnico rosarino.
Sin más preámbulos, me gustaría centrarme en la Copa del Rey, una competición que hace dos campañas movilizó a todo el territorio tiñendo de rojiblanco cada rincón de Bizkaia. En esta ocasión, no entiendo el motivo, parece que la euforia de los seguidores rojiblancos permanece guardada bajo llave. No olvidemos que solo cuatro equipos alcanzan las semifinales de Copa y que debería ser suficiente motivo para estar de enhorabuena, por muy altas que sean las espectativas, que lo son. Puede que se vea como un reto fácil debido a la posibilidad de llegar a la final eliminando a tres conjuntos de 2ºB y a uno solo de 1º. No obstante, no hay que olvidar que el Albacete dejó fuera al Atlético de Madrid y que el Mirandés, nuevo héroe nacional, se ha desquitado con Villareal, Racing y Espanyol. Cierto es que el cuadro en el que se enmarcó a los rojiblancos era el más asequible pero eso no significa que nos hayan regalado el pase a la final. De hecho, para llegar hasta ella, debemos eliminar al gladiador del Ebro que, no lo olvidemos, no es solamente ese doble del "pequeño buda" que por las mañanas dirige una sucursal bancaria. Hay mucho equipo y trabajo detrás.
Es tiempo de competir, seguir en esta línea como antes no lo hemos hecho y, sobre todo, olvidarnos de eso que manifestó en su día Joaquín Caparros de que "jugar las tres competiciones nos puede matar". Hay equipo y sobran ganas para luchar por llegar lo más lejos posible en cada una de ellas pero sin olvidarnos de disfrutar. Deleitarse por la situación que estamos viviendo y que augura un futuro esperanzador si conseguimos mantener un bloque con mucha hambre, como toda la afición del Athletic.