El Sol comenzó a dejar ver sus rayos a través de la ventana, el gallo empezó con su habitual cantata y los juglares saludaban al nuevo día al son de la música. Todo esto me hizo entender que era ya la hora de despertar y comenzar un nuevo día.
El almuerzo consiguió reunirnos de nuevo a los viajeros, unos viajeros intrigados y aterrorizados aún por qué sería lo que el camino nos deparaba, ese camino que hoy iniciariamos. A lo largo de esta búsqueda dispondríamos de la ayuda de un guía. Sin embargo, fuimos advertidos de que encontraríamos otros personajes dispuestos a echarnos una mano a lo largo del camino. ¿Qué dirección seguir? ¿qué herramientas utilizar? Puede que ellos pudieran ayudarnos.
Poco después de almorzar comenzamos a caminar. Era la hora de iniciar el trayecto y me encontraba plagado de fuerzas para afrontarlo. Poco tiempo transcurrió hasta que nos encontramos con un hombre. Se trataba de un tipo espigado y de ojos claros como las aguas del río. Nos estaba esperando, conocía nuestra causa. Sabía de nuestra búsqueda y, por ello, comenzó a caminar junto a nosotros mientras nos mostraba todos sus saberes acerca de cómo reunir nuestros recursos para avanzar, además de ilustrarnos acerca del mejor modo de utilizarlos. Fue una conversación realmente interesante en mi opinión, muy instructiva en cierto modo. Comimos junto a él mientras continuabamos escuchando todos los consejos del muchacho. Para terminar, se despidió obsequiándonos con un presente, un arcón. Este extraño artefacto nos permitiría almacenar ideas, recuerdos y conocimientos que pudiéramos encontrar a lo largo del camino. Agradecidos, aceptamos el regalo y nos despedimos del joven. Él quedaba atrás pero nuestro viaje debía continuar.
Tras la despedida, decidimos que ya era hora de establecer el campamento. Era tarde para seguir caminando. De esta forma, tras haber dejado atrás a nuestro nuevo amigo, acampamos, cenamos y charlamos brevemente sobre el primer día del trayecto. Sin embargo, no nos demoramos demasiado en acostarnos. Acabábamos de descubrir que los días serían demasiado duros de aguantar sin unas pocas horas de sueño...