Hoy ha sido un lunes cualquiera. Aparentemente, nada lo ha diferenciado o destacado de los otros muchos que han compuesto mis largas semanas: una mañana tranquila, una comida rapida y asfixiante, un viaje soporifero hasta Leioa y unas clases de intermitente atención. Sin embargo, siento cierta resaca emocional que ningún otro lunes había sentido. En cuestión de horas bajé del cielo de las estrellas a la tierra de las duras realidades.
Y es que durante una noche, corta pero intensa, viví algunas de esas situaciones en las que eres aclamado y ovacionado allá a donde vas, sientes el calor de la gente y la pasión de la noche y vives la música que amas de la forma más desatada y alocada. Por una noche, sentí lo que es ser parte de ese mundo que llaman el Rock and Roll.
La licra y el cuero, las lentejuelas y las melenas, y un impactante maquillaje, la noche como compañera y el alcohol como aliado. Todo ello, con un impetuoso trasfondo de Rock and Roll provocó en mí el extasis de ser, por una noche, parte de una banda a la que admiro y con la que he vibrado de una forma incontrolable. Por una noche, sentí la capacidad de hacer vibrar a otra gente de las misma forma que yo lo he hecho.
Rock and Roll all night and party every day!!!
"Si todo el mundo es periodista, ¿qué es el periodismo?"
Ignacio Ramonet
lunes, 15 de febrero de 2010
miércoles, 3 de febrero de 2010
Decadence
A lo largo de los últimos días me he parado a pensar. Dejo la frase abierta debido a que no me he parado a pensar en algo en particular, ya que cualquier cosa puede ser concretada en este mundo a excepción del tiempo. Algo inmaterial, insustancial, totalmente abstracto y absolutamente imprevisible. Sin embargo es, más que cualquier otra cosa, altamente perecedero.
He recordado etapas, periodos que se han ido quemando a lo largo de los años, momentos que quedaron en el olvido y que, sin embargo, he conseguido rescatar buscando en un viejo cajón. Fotografías que hablan por si solas y discos que hablan de injusticias, represión y algo de amor. Libros con las letras viejas y borrosas y un dibujo que me recuerda algo que tuve hace algún tiempo y que, la verdad, no se si quiero volver a recuperar.
Sentado en esta mesa, miro a mi alrededor y, realmente, creo que todo cuanto me rodea tendría la capacidad de contar su propia historia. Si las paredes hablaran… La verdad, nadie me conoce mejor que estos cuatro muros. Porque, al final, la gente viene, se va o, sencillamente, desaparece ante tus ojos. Una de esas cosas que tiene la vida es que nunca deja de sorprenderte. Si no lo hace, mejor será plantearse cambiar el rumbo. Y es que son ya 20 primaveras apreciando el calor del invierno y el frío del verano.
Nada es demasiado, poco es suficiente…
He recordado etapas, periodos que se han ido quemando a lo largo de los años, momentos que quedaron en el olvido y que, sin embargo, he conseguido rescatar buscando en un viejo cajón. Fotografías que hablan por si solas y discos que hablan de injusticias, represión y algo de amor. Libros con las letras viejas y borrosas y un dibujo que me recuerda algo que tuve hace algún tiempo y que, la verdad, no se si quiero volver a recuperar.
Sentado en esta mesa, miro a mi alrededor y, realmente, creo que todo cuanto me rodea tendría la capacidad de contar su propia historia. Si las paredes hablaran… La verdad, nadie me conoce mejor que estos cuatro muros. Porque, al final, la gente viene, se va o, sencillamente, desaparece ante tus ojos. Una de esas cosas que tiene la vida es que nunca deja de sorprenderte. Si no lo hace, mejor será plantearse cambiar el rumbo. Y es que son ya 20 primaveras apreciando el calor del invierno y el frío del verano.
Nada es demasiado, poco es suficiente…
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