El primer asalto no ha sido el esperado. Ya desde los días previos auguraba un choque complicado, el Sporting de Lisboa no tiene la misma propuesta futbolística que nuestros anteriores rivales y su forma de jugar podía crearnos muchos problemas. Pese a esto, no voy a ser ventajista, me imaginaba que podríamos ganar con solvencia y tratar de encarrilar la eliminatoria si afrontabamos el choque como los anteriores en campo rival, jugando como sabemos, como lo hace este Athletic. El asunto es que ayer no fuimos ese Athletic, ese es el resumen.
Comenzó el choque en el Jose Alvalade como estaba previsto: sus centrales se libraban del balón sin complicaciones, sus mediocentros contenían y tanto sus laterales como su línea de tres esperaba el momento para salir disparados hacia la portería rival, nada nuevo de lo que podía esperarse. Sin embargo, en frente no tuvo ese conjunto que presiona y triangula sin descanso siendo el claro dominador del juego. El Athletic estuvo dormido, sin brillo, sin ningún tipo de intensidad. En esas transcurrió la mayor parte del choque.
El gol de Aurtenetxe, en una jugada aislada, y el palo de Amorebieta poco después, fue lo más peligroso que pudo lograr el conjunto rojiblanco. En frente, un Sporting de Portugal que mandó en el partido por llegadas, juego y goles. Llegaron así los tantos de Insúa, con la colaboración de Iraizoz y Susaeta, ayer desaparecido, y el zapatazo de un Capel que dista mucho de aquel mojigato que recorría la cal en Sevilla. Dos goles a quince minutos del final y que llegaron tras una apuesta fallida de Bielsa en la que dio entrada a San José retirando a Herrera. Definitivamente el ex-red está gafado este curso, veremos si le pone remedio. Con todo esto llegó un aluvión de ocasiones terrible por parte del Sporting que, por suerte, no fueron certeras. El Athletic terminó pidiendo la hora y dándose con un canto en los dientes por el marcador, que podía haber sido más abultado si los lusos hubiesen sido más efectivos, casualmente, eso que suele fallarle a los rojiblancos.
En lo personal, poco que destacar y mucho que señalar. Siempre dicen que si no puedes decir nada bueno de alguien, no digas nada. Hoy aplicaré esta brillante cita y me quedaré con los buenos detalles que aportó Herrera y la sobriedad de Amorebieta, que fue de lo poco a rescatar de ayer. Si el Athletic juega como viene haciendo habitualmente, no dudo que podemos pasar esta eliminatoria. Además, mirando una página del libro de nuestra historia más reciente, tenemos por delante una vuelta de semifinales en San Mamés habiendo perdido el partido de ida por 2-1. ¿Una pista? Le dimos la vuelta. No dudo que tanto afición como equipo lo daremos todo para llegar a Bucarest
¡Aupa Athletic!
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