La confianza entre amigos es un don frágil construido sobre un cimiento inestable de instinto sentimiento y esperanza, sin ella la vida se vuelve amarga y estéril. Desafiar un vinculo tan frágil es arriesgado, sin embargo, a veces la confianza se fortalece si se pone a prueba. La verdadera incógnita es: ¿resistirá la prueba?
La verdadera amistad es algo de lo que no todo el mundo puede gozar. Por lo tanto, si, afortunadamente, somos capaces de encontrar entre la gente este regalo, nuestra vida se enriquecerá día a día con las experiencias y carismáticas situaciones que ésta nos aporte. Un amigo puede convetirse en uno de los grandes pilares en tu vida, en esa brújula que guía a tu navío por las temerosas aguas del bravo mar, en esa antorcha que ilumina tus pasos a lo largo de esa oscura y lúgubre estancia.
Por eso, hasta en los momentos de máxima duda, en los que tu instinto te diga que desconfíes, en los que tu cabeza sienta la necesidad de cambiar de acompañante en este duro camino, en los que tus ojos deseen mirar hacia otro lado y en los que tu corazón no aguante la incertidumbre del porqué de tu compañía, es entonces cuando debas preguntarte quién está a tu lado. Un amigo, al fin y al cabo, porque somos quienes somos aunque a veces lo olvidemos.
Se trata de las personas con las que compartes tus días, con las que ríes y lloras, con las que tropiezas y te levantas a lo largo de éste largo, difícil y apasionante camino. La amistad es un bien demasiado preciado como para arriesgarlo todo a una sola carta. Te invito a depositar tu confianza en esa última carta que pueda hacerte ganar la partida y de este modo, superar la prueba.
¿Si renunciamos a la amistad, que hoy en día tanto cuesta conseguir, qué nos queda?
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