"Si todo el mundo es periodista, ¿qué es el periodismo?"
Ignacio Ramonet

lunes, 26 de octubre de 2009

Sunday Recommendation


Dentro del Laberinto


Sarah es la típica quinceañera ingenua que vive en su mundo de fantasía y adorna su habitación con muñecos, libros y juguetes de cuento de hadas. Sus padres, que salen de forma frecuente, la obligan a cuidar de su hermano Tommy, que no es más que un bebé, y ella está cansada de soportarle. Por lo tanto decide invocar a los goblins para que se lo lleven al castillo más allá de la ciudad de éstos y, de esta forma, poder vivir tranquila y centrarse en sus juguetes y sus cuentos. Entonces aparecen los goblins, liderados por su rey, Jareth (David Bowie), y se llevan a su hermanito. A partir de ahí, Sarah deberá cruzar el largo y difícil laberinto en el que Sarah se enfrentará a juegos mentales, difíciles acertijos y numerosas trampas que deberá sortear para llegar al castillo antes de 13 horas, sin embargo pronto descubre que dentro del laberinto no todo es como parece.


Como bien aprecia Sarah en el film cuando se dispone a atravesar el laberinto, las cosas no son como parecen y, como bien la indica el gusano cuando ella había abandonado la esperanza, no se puede dar demasiadas cosas por sentado. Eso es precisamente lo que sucede con ésta película. A pesar de su apariencia casposa, pusilánime e infantil, es un gran clásico que te proporcionará un alto grado de diversión durante más o menos hora y media.


Reúne las características del cine de fantasía de los 80, las cuales, en mi opinión, hacen de éste, un género cinematográfico sensacional y lleno de matices que lo hacen único. Por un lado, tenemos al enigmático David Bowie, ejerciendo de un Rey de los goblins caracterizado por sus extravagantes vestimentas y su carácter ambiguo, misterioso e impredecible. Asimismo, su aportación musical, basada en unas canciones estilo muy pop-rock de los 80, nos da ese toque fantástico que no dejará indiferente a nadie.


También destaca la joven Sarah (Jennifer Connelly) como esa chica encerrada en su mundo de hadas y a la que nada la importa más que sus cuentos, sus historias y sus juguetes. Cabe reseñar el cambio que experimenta a lo largo de la película cuando debe darse cuenta de que no es una niña y que debe madurar para alcanzar sus objetivos.

Por otro lado, contamos con esa serie de extraños muñecos entre los que encontramos los tópicos que no nos cansamos de admirar: el enano gruñón pero de buen corazón, el zorro caballeroso, noble y valiente y el enorme monstruo que finalmente no es tan monstruo como parece. Un entrañable conjunto de personajes que dan a la historia ese colorido con un trasfondo de confianza y amistad.

Además, los escenarios y decorados reflejan perfectamente este peculiar género basado en los efectos especiales convencionales y el uso masivo de muñecos y marionetas le aportan un aire entrañable.


En conclusión, Un film que guardo en mi colección desde mi infancia y que recomiendo fervientemente para disfrutar, cualquier tarde, de ese mundo de fantasía que nos aleja del rutinario mundo real. Un film que te mostrará el tortuoso laberinto de la adolescencia. Te enseñará cómo para poder alcanzar la ansiada meta hay que dejar atrás la niñez y no huir de ese mundo lleno de problemas y preocupaciones conocido como el mundo de los adultos. En ese mundo todos tenemos responsabilidades y gente que depende de nosotros, y debemos darnos cuenta de ello. Donde los valores como la amistad cobran verdadera importancia para lograr un objetivo que resultaría inalcanzable de hacerlo en solitario. Un mundo en el que, a pesar de haber dejado atrás todo cuanto creíamos perteneciente a la niñez, tememos caer en el olvido, tenemos caer en el abatimiento, en el desánimo. Tememos caer en el Pantano del Hedor Eterno…

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