"Si todo el mundo es periodista, ¿qué es el periodismo?"
Ignacio Ramonet

domingo, 12 de diciembre de 2010

Judas Priest

La verdad de los cuentos es que todo empieza con un "érase una vez", que siempre surje una complicación relacionada con que alguien foráneo trata de irrumpir en la paz y en la tranquilidad, que el protagonista lucha con tesón para derrotar ese mal y que, al final, su valía y su bondad sirve para recuperar esa paz, esa tranquilidad, ese equilibrio, ese amor.

Sin embargo, la vida no es uno de esos cuentos en los que no importa cuán difícil sea el problema ya que la solución llegará, sin dudarlo, con un lacito atado a un costado. Porque en esas bellas historias hay dificultades, dificultades que en el tiempo llegan a ser vanas. 

Los últimos días se han visto plagados de dificultades, de cambios inesperados, de giros adversos, de situaciones desquiciantes. Momentos en los que la impotencia te hace mostrar tu cruz de la moneda a quien más se vuelca contigo, instantes en los que una caída tras otra hacen que incluso cuando miras hacia arriba no termines de ver que estás, totalmente, de pie.

Nada peor que te den un azote en la mano cuando tratas de tenderla ciegamente. Tratar de dar tu confianza una vez más en todo aquello que tantas otras veces te ha mostrado esa cara que no querías ver pero que, vez tras vez, tratas de ignorar por todos esos momentos de júbilo, risa y compañía. El afan por la ignorancia y la malversación es una plaga que tratamos de erradicar pero que, como el hambre, sigue viviendo en los rincones donde menos esperamos.

Pero nada más allá de llegar a cuestionarte quién eres en realidad. Día a día te miras al espejo viendo un reflejo de esa persona que puede que algún día llegues a ser. Sin embargo el cristal se derrumba en mil pedazos cuando ves que empiezas a convertirte en todo aquello que siempre has odiado, que has denunciado, que has repudiado. Duele ver como se puede llegar a ser un Goliath para David.

En estos momentos en donde más fé tengo en los cuentos, en que gracias al tesón seré capaz de disipar esta niebla, en que el río volverá un día a llegar al mar, en que, tarde o temprano, podrá disipar esta niebla. Requiere mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho aprendizaje y a ti.

Porque no todos los días amanece radiante el Sol...

jueves, 23 de septiembre de 2010

El Coloso de Cristal

Hoy, en uno de mis viajes en autobús de idas y venidas de la emergente rutina, he tenido tiempo para pensar. Puede que no sea agradable ese tiempo muerto considerado innecesario pero, en muchas ocasiones, puede llegar a ser el momento en el que más tiempo tengo para poner en orden todas esas cosas que se arrastran por mi cabeza. Y, poco a poco, serpenteando, ha llegado hasta mí una interesante historia:

Se trataba de un hombre, un peculiar hombre. Era fuerte y grande, sus toscos brazos eran capaces de levantar las más grandes cargas y de volver del revés cualquier insolente expresión. Sin embargo, era alegre y bonachón, como suelen ser, en muchas ocasiones, todos esos pequeños grandotes.
Siempre había caminado poco a poco, eligiendo con cuidado sus pasos, pues no poseía la agilidad de la que otros hacían gala y, quizá, tampoco era tan sagaz, pero aquella persona jamás había cesado en su intento por prosperar. Con el coraje por bandera y la superación por cántico siempre había conseguido vencer sus despropósitos.

No obstante, con el paso del tiempo, el camino se fue complicando a medida que su vida fue tornandose en cambio. Y es que nunca es fácil aceptar que las cosas ya no son como eran. El gran hombre comenzó a perderse en su propia mirada y empezó a pensar, desafortunadamente, que el camino que recorría ya no le llevaba a ninguna parte. Comenzó a detener sus pasos y a mirar hacia otro lado. Ya no poseía ese arrojo de antaño que le llevó a la prosperidad y comenzó a caer en una espiral de indolencia.

Ese colosal y, a la vez, frágil hombre ha pasado desde entonces sus días embarcándose en pequeños senderos que, por determinadas circunstancias, no se ha visto capaz de recorrer hasta el final. Sin embargo, un pequeño detalle puede hacerle recordar esa fuerza que, tiempo atrás, le llevó a cumplir sus esperanzas, a realizar sus sueños.

¿Cómo terminará la historia del pequeño gran hombre? Sólo él lo sabe...

martes, 17 de agosto de 2010

One Day

Martes, podría decirse que hoy ha sido un día como otro cualquiera. Sin embargo, desconozco el motivo por el que durante todo el día he creído vivir un miércoles. Será que ya no se en qué día vivo, puede que sea algo que no me impida dormir por las noches.

Vivo unos días extraños. Tras el ajetro de las idas y venidas me encontraba cansado ya que, aunque han sido escasas, han sido agotadoras. Me refugio en libros que ya creía olvidados, en viejas películas y en tragos vacíos. No obstante, este parón no es del todo negativo, pues me ha servido para poner en orden mis prioridades.

El mar es algo apasionante, tras la calma llega la tempestad  y, a su término, vuelve de nuevo la calma. En unos días volverá el ajetreo. Esperemos que no olvide el orden que he podido establecer y que éste continue para que el equilibrio no sea vea perturbado. No será una tarea fácil.

Necesito oir tu voz... 

jueves, 22 de abril de 2010

Crónica de una búsqueda: Día 2

El Sol comenzó a dejar ver sus rayos a través de la ventana, el gallo empezó con su habitual cantata y los juglares saludaban al nuevo día al son de la música. Todo esto me hizo entender que era ya la hora de despertar y comenzar un nuevo día.

El almuerzo consiguió reunirnos de nuevo a los viajeros, unos viajeros intrigados y aterrorizados aún por qué sería lo que el camino nos deparaba, ese camino que hoy iniciariamos. A lo largo de esta búsqueda dispondríamos de la ayuda de un guía. Sin embargo, fuimos advertidos de que encontraríamos otros personajes dispuestos a echarnos una mano a lo largo del camino. ¿Qué dirección seguir? ¿qué herramientas utilizar? Puede que ellos pudieran ayudarnos.

Poco después de almorzar comenzamos a caminar. Era la hora de iniciar el trayecto y me encontraba plagado de fuerzas para afrontarlo. Poco tiempo transcurrió hasta que nos encontramos con un hombre. Se trataba de un tipo espigado y de ojos claros como las aguas del río. Nos estaba esperando, conocía nuestra causa. Sabía de nuestra búsqueda y, por ello, comenzó a caminar junto a nosotros mientras nos mostraba todos sus saberes acerca de cómo reunir nuestros recursos para avanzar, además de ilustrarnos acerca del mejor modo de utilizarlos. Fue una conversación realmente interesante en mi opinión, muy instructiva en cierto modo. Comimos junto a él mientras continuabamos escuchando todos los consejos del muchacho. Para terminar, se despidió obsequiándonos con un presente, un arcón. Este extraño artefacto nos permitiría almacenar ideas, recuerdos y conocimientos que pudiéramos encontrar a lo largo del camino. Agradecidos, aceptamos el regalo y nos despedimos del joven. Él quedaba atrás pero nuestro viaje debía continuar.

Tras la despedida, decidimos que ya era hora de establecer el campamento. Era tarde para seguir caminando. De esta forma, tras haber dejado atrás a nuestro nuevo amigo, acampamos, cenamos y charlamos brevemente sobre el primer día del trayecto. Sin embargo, no nos demoramos demasiado en acostarnos. Acabábamos de descubrir que los días serían demasiado duros de aguantar sin unas pocas horas de sueño...


miércoles, 14 de abril de 2010

Crónica de una búsqueda: Día 1

Era temprano. Aunque el aire era frío, podían empezar a contemplarse los primeros rayos de sol desde mi hogar. El sueño todavía pesaba pero lo único que rondaba mi cabeza era la idea de que el camino sería largo y el destino algo incierto. ¿Qué me depararía el viaje? ¿Cómo acabaría? ¿Sería duro? Todas esas dudas me asaltaban durante el trayecto al punto de reunión. Tras cruzar los verdes campos y las tierras donde nace el más dulce vino llegue, al fin, a la aldea que tantas veces antes había visitado. Un lugar en el que pasé mi niñez, jugando y aprendiendo de esa gente con la que compartí el camino. Pero el camino sigue y las tornas cambian. Ahora acudía en búsqueda de respuestas, de conocimientos, de darle una razón de ser a mis sueños.

Entrada la mañana llegamos al poblado. Nada había cambiado desde mi última visita. Me reuní, de nuevo, con los que, tiempo atrás, comenzaron esta búsqueda a mi lado. A lo largo de 6 días caminaríamos juntos por la misma causa. Nuestro objetivo era común, sin embargo, cada uno poseíamos distintas inquietudes, destintas formas de pensar, distintos temperamentos.

Más tarde, cuando el sol se situaba en lo más alto del firmamento, llegó el momento de reunirnos junto a quien nos había citado, aquel que nos guiaría en nuestra búsqueda de esperanzas y sueños. Al menos ese era mi principal objetivo. Su discurso de bienvenida dejo claro que teniamos una larga misión por delante y que no sería tarea fácil. Qué sucedería a partir de ahí sólo el destino lo sabría.

Caída la noche nos reunimos a la mesa y, junto al ansiado pan, bebimos y brindamos recordando anteriores aventuras, también por la que nos esperaba y por lo que ésta nos depararía pues, ante todo, nuestro espíritu ansiaba la aventura. Disfrutamos del calor de la hoguera y escuchamos con interés las noticias que cada uno de nosotros traía de sus lejanas tierras. Al término del banquete nos retiramos sin dilación a descansar, pues necesitaríamos del calor de las mantas y la comodidad del lecho para aguantar las brutales y arriesgadas pruebas que nos esperaban en el camino...

lunes, 22 de marzo de 2010

El relato del bar que cerró por vacaciones

Quizá corran tiempos extraños, quizá el viento ha comenzado a soplar en otra dirección indicando lo que tiene y no cabida hoy en día. Puede que todo esto tenga que ver con ese bar que hace no mucho decidió cerrar para tomarse unas pequeñas vacaciones.

Las jarras de cerveza helada abarrotaban las enormes cámaras, los parroquianos llenaban la barra con sus historias y anécdotas que hacían de cada relato una aventura. Las voces de los más veteranos transmitían la sabiduría y la experiencia que a lo largo de los años nos va susurrando la vida. Los más jóvenes hacían gala de esa gran alegría y dinamismo propia de los más infantes. Sus risas podían llegar a convertirse en el estimulante más potente que se podía encontrar.

Sin embargo, por todos es sabido que la vida nunca ha sido una interminable línea recta, sus increíbles subidas y sus pronunciadas caídas también tienen hueco en nuestra historia. De repente, un día, sin previo aviso, quizá por la presión del momento o por las circunstancias que nos abordan, el bar se vio obligado a cerrar. Tras mucho tiempo tras la barra llegaba el momento de tomarse unas vacaciones que sólo el tiempo sabe cuanto durarían.

Y ahora, que tras tanto tiempo en el ajo me veo fuera de la barra, todas las situaciones se me hacen extrañas. Las cosas son muy diferentes a cómo eran. Me he convertido en uno más de esos parroquianos que cuentan su historia y buscan un trago. Puede que ese público ya no sea la vital fuente de mis ingresos pero eso no significa que carezcan de importancia. Se trata de gente con la que he compartido mis momentos y con la que, a partir de ahora, andaré el camino. Nos vemos a la vuelta.

Porque pase lo que pase estoy aquí...

lunes, 8 de marzo de 2010

Legend

En la mismísima Puerta del Infierno, Dante se encuentra con el espíritu de Virgilio, su guía en el más allá, el 7 de Abril de 1300. En la Puerta, un cartel avisa: "Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza".
Tras ella, los condenados son conducidos al averno a través del río Aqueronte por el anciano barquero Caronte, que no admite a Dante, ya que se trata de un hombre vivo. Virgilio le convence aduciendo: Así se quiere allí donde se puede lo que se quiere", alusión a que el viaje tiene beneplácito divino.


Una vez dentro, Dante descubre que el Infierno está formado por 9 círculos concéntricos donde los condenados sufren castigos en consonancia con los pecados cometidos durante su vida terrenal. Según descendemos, las faltas son más graves y los tormentos más atroces. Al final del camino, en el centro de la Tierra, tiene su morada Lucifer.


1º Círculo: El Limbo. Habitado por almas virtuosas cuyos dueños tuvieron mala fortuna de no estar bautizados: insignes paganos e infieles como Homero, César, Averroes, Eneas... Aquí "llantos no había, mas suspiros sólo".


2º Círculo: Lujuriosos. Minos juzga a los pecadores: estos tienen que descender tantos niveles como veces se enrolla con su cola el monstruo mitológico. En el mismo lugar, son zarandeados sin cesar por un vendaval aquellos que "la razón someten al deseo".


3º Círculo: Glotones. Quienes se dejan arrastrar por la gula están atrapados en el fango y soportan un temporal de nieve y granizo. Además, son desollados por Cerbero, un pavoroso perro de tres cabezas.


4º Círculo: Pródigos y Ávaros. Empujar con el pecho enormes piedras y chocar eternamente los unos contra los otros es el castigo para aquellos que gastan o acumulan bienes sin mesura.


5º Círculo: Iracundos. Los espíritus coléricos penan las cenagosas aguas del pantano Estigia. "No sólo con las manos se pegaban,/ más con los pies, el pecho y la cabeza,/ trozo a trozo arrancando los dientes", describe Dante.


6º Círculo: Herejes. Encerrados en tumbas abiertas, sufren el suplicio del fuego. En este nivel se sitúa la frontera entre los pecados cometidos sin intención y los ejecutados con alevosía.


7º Círculo: Violentos. Esta subdividido en tres recintos: los que atentan contra los demás chapotean en un río de sangre hirviendo; los suicidas reposan convertidos en árboles y arbustos secos, y los blasfemos, usureros y sodomitas moran en un desierto azotado por una eterna lluvia abrasadora.


8º Círculo: Fraudulentos. Seductores, estafadores, aduladores, hipócritas, magos... El poeta reserva diez fosas a quienes engañan con malas artes a sus semejantes. El escarmiento va desde ser enterrados cabeza abajo a sufrir a perpetuidad las picaduras de serpientes o latigazos de demonios.


9º Círculo: Traidores. No se puede caer más bajo. Los desleales acaban en las gélidas aguas del lago Cocito, barridas por las frías ráfagas del viento que levantan las alas de Lucifer. Este tiene tres caras, cuyas bocas mastican continuamente a Casio y Bruto, traidores de César, y a Judas, que vendió a Jesús.

lunes, 15 de febrero de 2010

Crazy Nights

Hoy ha sido un lunes cualquiera. Aparentemente, nada lo ha diferenciado o destacado de los otros muchos que han compuesto mis largas semanas: una mañana tranquila, una comida rapida y asfixiante, un viaje soporifero hasta Leioa y unas clases de intermitente atención. Sin embargo, siento cierta resaca emocional que ningún otro lunes había sentido. En cuestión de horas bajé del cielo de las estrellas a la tierra de las duras realidades.


Y es que durante una noche, corta pero intensa, viví algunas de esas situaciones en las que eres aclamado y ovacionado allá a donde vas, sientes el calor de la gente y la pasión de la noche y vives la música que amas de la forma más desatada y alocada. Por una noche, sentí lo que es ser parte de ese mundo que llaman el Rock and Roll.


La licra y el cuero, las lentejuelas y las melenas, y un impactante maquillaje, la noche como compañera y el alcohol como aliado. Todo ello, con un impetuoso trasfondo de Rock and Roll provocó en mí el extasis de ser, por una noche, parte de una banda a la que admiro y con la que he vibrado de una forma incontrolable. Por una noche, sentí la capacidad de hacer vibrar a otra gente de las misma forma que yo lo he hecho.


Rock and Roll all night and party every day!!!

miércoles, 3 de febrero de 2010

Decadence

A lo largo de los últimos días me he parado a pensar. Dejo la frase abierta debido a que no me he parado a pensar en algo en particular, ya que cualquier cosa puede ser concretada en este mundo a excepción del tiempo. Algo inmaterial, insustancial, totalmente abstracto y absolutamente imprevisible. Sin embargo es, más que cualquier otra cosa, altamente perecedero.


He recordado etapas, periodos que se han ido quemando a lo largo de los años, momentos que quedaron en el olvido y que, sin embargo, he conseguido rescatar buscando en un viejo cajón. Fotografías que hablan por si solas y discos que hablan de injusticias, represión y algo de amor. Libros con las letras viejas y borrosas y un dibujo que me recuerda algo que tuve hace algún tiempo y que, la verdad, no se si quiero volver a recuperar.


Sentado en esta mesa, miro a mi alrededor y, realmente, creo que todo cuanto me rodea tendría la capacidad de contar su propia historia. Si las paredes hablaran… La verdad, nadie me conoce mejor que estos cuatro muros. Porque, al final, la gente viene, se va o, sencillamente, desaparece ante tus ojos. Una de esas cosas que tiene la vida es que nunca deja de sorprenderte. Si no lo hace, mejor será plantearse cambiar el rumbo. Y es que son ya 20 primaveras apreciando el calor del invierno y el frío del verano.


Nada es demasiado, poco es suficiente…

lunes, 25 de enero de 2010

I want you!

Cosechar el mayor número de posesiones y conquistar cuantos territorios alcanza la vista ha sido una de las principales obsesiones del ser humano a lo largo de toda su historia. Ansiar más y más y nunca llegar a conformarse ha estado patente en el espíritu de ambición de los más grandes reyes y gobernantes. El absoluto control sobre todo lo que les rodeaba les llevo a codiciar cuanto se posaba ante sus ojos y la simple idea de perderlo todo condujo a más de uno al pozo de la locura.

Actualmente las personas no son tan distintas de aquellos mezquinos personajes. La sociedad en que vivimos nos presenta un ideal de perfección y estabilidad basado en la adquisición de un sin fin de objetos, bienes e ideas que se salen de nuestro hábito de persistencia. Todo este oasis de sensaciones y posesiones nos encierran en una espiral de la que muy difícilmente podremos escapar una vez estemos inmersos.

Este afán de control y posesión puede llevarnos incluso a aparcar sentimientos y pasiones. Puede hacernos olvidar cómo hemos llegado hasta nuestra situación y cómo la calma reinaba en un tiempo en el que los vientos soplaban cálidos sin necesidad de controlarlo todo. Puede hasta hacernos olvidar quiénes somos. Todos esos trofeos que hemos cosechado sin cesar pueden dominar tus pensamientos y acciones haciéndote ignorar completamente quién eres en realidad.

Porque lo que posees acabará poseyéndote…

lunes, 18 de enero de 2010

Udyat

El Ojo de Horus o Udyat es un símbolo de características mágicas, purificadoras, sanadoras y protectoras. Encarna el orden, el estado perfecto, lo imperturbado.

Según la mitología egipcia Horus, hijo de Osiris e Isis, era el dios del cielo, la luz y la bondad. Su ojo derecho representaba al sol y el izquierdo a la luna. Cuando los abría nacía la luz y cuando los cerraba llegaba la oscuridad. Estos dos ojos gemelos, los Udjat, eran capaces de observar todo el mal que existía en el mundo.

La historia cuenta que Horus era el hijo del dios Osiris, que fue asesinado por su propio hermano Seth. Cuando Horus adquirió la mayoría de edad se dispuso a vengar la muerte de su padre y se enfrentó a Seth. En una de estas encarnizadas batallas, Seth destruyó el ojo izquierdo de Horus mientras que éste hizo lo propio con los genitales de Seth. Sin embargo, gracias a la intervención de Thot, el dios de la sabiduría y de la magia, le fue devuelto el ojo a Horus en forma del Udyat. Con él, Horus consiguió devolver a la vida a Osiris.

El Ojo de Horus fue utilizado como amuleto por primera vez para devolver la vida a Osiris. Sus cualidades como tal son muy importantes ya que está considerado como uno de los amuletos más poderosos: potencia la vista y la visión, contrarresta los efectos del mal de ojo, protege al difunto y sirve de remedio y protección contra enfermedades oculares. Como talismán simboliza la salud, la prosperidad, la indestructibilidad del cuerpo y la capacidad para renacer.

Se trata de uno de los amuletos sagrados más importantes del antiguo Egipto. Se le otorgan propiedades protectoras contra el robo, la ignorancia, la pobreza y los problemas de salud. Ayuda a conseguir bienestar general y, por supuesto, es uno de los amuletos más potentes contra el mal de ojo que hace bajar la vista al malvado anulando sus influencias negativas.